miércoles, 17 de noviembre de 2010

Medicina Tradicional China

Desde el origen de los tiempos el hombre ha intentado resolver la enfermedad y el dolor con diversos métodos. Uno de ellos es la Medicina Tradicional China, que hoy en día se asocia en occidente, sobre todo a la Acupuntura.

 Pero estos conocimientos abarcan un amplio abanico de técnicas terapéuticas (moxibustión, farmacopea, digitopuntura, dietética, gimnasia energética…), con un diagnóstico propio (pulsos, lengua, inspección…), conformando una medicina que data de miles de años, y que aun sigue viva y efectiva, cuyo objetivo principal es regular el Qi (chi, energía, soplo o aliento de vida, fuerza o poder que activa los mecanismos vitales).
 El organismo es materia, y la materia en esencia es energía. Energía y materia son dos estados de una misma cosa. La energía ni se crea ni se destruye, sino que se transforma. Los movimientos y cambios del Universo están relacionados con el Qi, que forma parte del todo.
“… la energía es causa de producción y destrucción…” (Nei Jing)
Por lo tanto, la comprensión y vivencia, por parte del terapeuta o medico, de la esencia de la medicina tradicional china, es primordial. Es como un jardinero de la vida. Engloba físico-anima-espíritu. Todo tiene relación.

 El hombre responde al cielo y a la tierra, está influenciado por su entorno y está llamado a entender el funcionamiento del Universo y comprender la naturaleza esencial de las cosas o manifestaciones.

 El mantenimiento de la capacidad adaptativa, equilibrio e integridad, nos muestra la salud. La Medicina Tradicional China protege la vida humana, preservando las condiciones dentro de las cuales se desarrolla.
 
La Medicina Tradicional China ofrece su propio diagnóstico y  tratamientol al malestar de la persona.

Considerándonos como un conjunto en el que todo está comunicado, nos equilibra y restituye  el bienestar. Todo se explica mediante YIN-YANG, 5 elementos, meridianos, etc... Y utiliza puntos corporales que se sitúan en líneas energéticas que recorren todo nuestro cuerpo, enlazando la piel externa con nervios, músculos, huesos, órganos… sincronizando holisticamente, cuerpo, mente y espiritu.